Modelos hegemónicos
Los estereotipos de belleza y la frustración de perseguir ideales inalcanzables
A lo largo de la historia se han ido imponiendo distintos modelos de belleza que han sometido a las mujeres. ¿Se pueden derribar los mandatos?
La belleza. ¿Qué es la belleza? Para millones de mujeres a lo largo de la historia ha sido una condena, una suerte de meta inalcanzable. Los tiempos cambian, y con ellos, los parámetros, pero siempre pareciera que hay que ajustarse, someterse. Este ideal, variable, no lo es en su imposición, muchas veces racional, otras inconsciente, pero ahí está, marcando alguna falta, algún defecto. ¿Se pueden derribar los estereotipos?
Los movimientos de mujeres, los feminismos, vienen marcando esta sujeción, esta tiranía de los cuerpos, desde hace décadas. Pero el negocio de la moda, de los productos de belleza, debe seguir funcionando, y sigue vendiendo sus modelos a alcanzar, aunque duela, aunque sea peligroso. Son años de hablar de “cosificación”, de mujeres-objeto, de criticar publicidades, pero los estereotipos se siguen reproduciendo.
Se ha avanzado. Pensemos en los 90, con adolescentes suplicando por cirugías, batallones de chicas con anorexia y una apología de la delgadez que hizo estragos en generaciones. Ahora leemos “Mi cuerpo es mío”, “Con mi cuerpo hago lo que quiero”, “Mi cuerpo, mi decisión”, “Depilarse no va más”, “La ropa no importa”, frases que se escriben, se gritan, se viralizan. ¿Se vive igual esta sensación de empoderamiento en ciudades que en pueblos, en las clases más acomodadas que en los sectores populares? ¿Llegó realmente la libertad de los cuerpos? ¿Es eso posible?
Por qué no nos llama la atención vivir sometidas a parámetros, rompecabezas, definiciones sobre lo que es bello que cambian con las épocas igual que otras modas? Construcciones que intentan que los cuerpos, en especial de las mujeres y las niñas, sean como arcilla moldeable, modelable, poniendo el acento en la inoculada necesidad de ser mirada/deseada. ¿Quién pone en el centro de la escena eso que luego se dirá que construye la subjetividad femenina?”, plantea la psicóloga y periodista Liliana Hendel en su libro “Violencias de género. Las mentiras del patriarcado”.
La exigencia patriarcal es que los cuerpos deben exponerse, están objetivados. El poder atraviesa los mandatos”, opina Lala Pasquinelli, artista visual, escritora, fundadora de Mujeres Que No Fueron Tapa, un movimiento de arte y activismo que visibiliza la manera desigual en la que los medios muestran la imagen de hombres y mujeres; y reproducen estereotipos. También desconfía del discurso de autonomía, aquello de mi cuerpo es mio y hago lo que quiero: "Puede haber una trampa en eso que pienso que me empodero, y que elijo ese estereotipo porque lo elijo".
El capitalismo se ha apropiado de nuestros temas, nos reclutan todo el tiempo. Ahora hay un batallón de influencers perfectas en las redes, que son tierra de nadie. Es una vuelta a la imposición de la publicidad, más encubierta, no tan clara. Estas influencers son "perfectas". Quieren vender la democratización de la belleza, con consejos, y la frustración es mayor. Hay nuevas narrativas, como tik tok, Instagram, donde pensás que decidís pero elegís los mandatos del presente", asegura Pasquinelli.
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