La Argentina ha sido uno de los principales países latinoamericanos en los que se han desarrollado las diversas corrientes y prácticas psicológicas y psicoanalíticas. Los valiosos avances que se han producido en el país, la cantidad de profesionales destacados a nivel mundial que han pasado por aquí, los infinitos intercambios con países europeos, a lo largo de la última centuria son hitos en el campo de la disciplina psicológica.
La mirada hacia el pasado de la Psicología en Argentina descubre una disciplina de constitución compleja, un campo con diversidad de problemas teóricos y metodológicos difíciles de transitar al margen de otras ciencias. La trama de la conformación de los discursos y las prácticas de la Psicología se suceden indisolublemente ligados a la filosofía, la biología, la medicina, la criminología, la pedagogía, etc.
En 1896, se funda la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires. En referencia a la enseñanza de la Psicología, son tres las cátedras que concentran esta enseñanza: Biología, donde se acentúa el aspecto neurológico y filogenético; Psicología experimental, que es fisiológica y patológica; y por último la cátedra de Psicología, llamada “pura”, donde se investigan los procesos psíquicos más complejamente humanos.
En 1901, se inauguran los primeros cursos de Psicología. Piñero había fundado el primer Laboratorio de Psicología experimental en 1898, en el ámbito del Colegio Nacional Buenos Aires.
Desde 1922, circula en amplios círculos intelectuales de Buenos Aires la primera traducción al español de Freud por López Ballesteros.
Desde París regresa a la Argentina Celes Cárcamo, luego de una estadía en el Instituto Psicoanalítico de París.
También desembarca en Argentina, en 1938, Ángel Garma, médico español, quien había participado del Instituto Psicoanalítico de París.
En este entorno y con figuras destacadas en su formación en Psicoanálisis acontece una reunión no oficial con el objetivo de fundar en Buenos Aires la Asociación Psicoanalítica Argentina-A.P.A. (1940).
El proceso de institucionalización del Psicoanálisis en Argentina comienza con el reconocimiento oficial de la A.P.A. por la Asociación Psicoanalítica Internacional (1942).
El Primer Congreso Argentino de Psicología, realizado en marzo de 1954, en San Miguel de Tucumán cobró una significativa relevancia para la institucionalización del saber psicológico puesto que allí no sólo comenzaría a diferenciarse la psicología de la medicina y la filosofía (recintos donde históricamente se la incluía), sino además, se alentaría y recomendaría la creación de las carreras.
La década del 50 fue un tiempo en el que se desplegó la fundación de las carreras de psicología en Argentina: en primera instancia, se crea en 1955 la de Rosario, con dependencia de la Universidad Nacional del Litoral (UNL); luego le sigue, en 1957, la de Buenos Aires (UBA); en 1958 se gestan las de Córdoba (UNC), La Plata (UNLP) y Cuyo (UNC, con sede en San Luis); en 1959 se inaugura la de Tucumán (UNT); posteriormente, en 1966 se abre la de Mar del Plata (UNMP). Todas estas carreras se abrirían en el seno de universidades nacionales, siendo públicas y subvencionadas por el Estado. Además debe agregarse que la formación universitaria en Argentina, a partir de la Reforma de 1918, impuso la política de acceso irrestricto y gratuito a la Educación Superior.
Todo este movimiento de una profesión joven de una carrera recién creada queda clausurado en 1966 con el golpe de Onganía. Ese mismo año la Facultad de Psicología permanece cerrada por un año. El amanecer de la noche de los bastones largos nos despierta con la Ley 17132 (1967) que reglamenta la actividad de los psicólogos, que por ser una Ley de un Gobierno de facto ataca fundamentalmente el ideal social de los Psicólogos de la generación de los ‘60 y daña gravemente la legitimación de la profesión.
Seguirán a estos acontecimientos largos años de silencio y de lucha a la espera de la sanción de la tan ansiada Ley del Ejercicio Profesional de la Psicología con habilitación al ejercicio de la Psicoterapia (Ley 23.277/1985) conjuntamente con el regreso a la democracia.
El 29 de julio de 1966, la dictadura encabezada por el General Juan Carlos Onganía decidió desalojar distintas facultades de la Universidad de Buenos Aires (la de Ciencias Económicas fue la primera) y reprimir a las autoridades, los profesores y alumnos que reclamaban en defensa de la autonomía universitaria. Esa noche, conocida luego como "la noche de los bastones largos".
El dictador Onganía había decretado no solo la intervención de las universidades nacionales, sino también expulsar a cualquier tipo de oposición que realizara alguna actividad dentro de aquellos establecimientos educativos.
Como consecuencia, más de 700 académicos fueron obligados a abandonar sus puestos de trabajo y, muchos de ellos, se exiliaron en el exterior. A partir ahí, comenzó un éxodo de brillantes investigadores y científicos.
La última dictadura (1976), comportó consecuencias terribles para el campo de la salud mental. No solo se produjo la persecución y desaparición sistemática de estudiantes y profesionales; también tuvo efectos en las teorías y prácticas: comunidades terapéuticas, las experiencias piloto en los hospitales monovalentes, y en los primeros servicios en Hospitales Generales. Sus efectos también comprendieron el desprestigio de las prácticas y teorías, junto con la desarticulación de los espacios gremiales. A nivel académico, implicó la pérdida de autonomía universitaria, el cierre de muchas de las carreras de Psicología así como el desmantelamiento de sus planteles docentes por cesantía y desaparición de muchos de sus profesores.
los efectos de la última dictadura cívico-militar (1976-1983) en la carrera de Psicología de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), que se desarrolló durante estos años bajo la figura del cupo cero, la cual no permitía la inscripción de nuevos alumnos.
La creación de la carrera de Psicología en la Universidad Nacional de La Plata se produjo en el año 1958, en la Facultad de Humanidades. Su establecimiento se llevó a cabo de acuerdo a las bases establecidas en el Primer Congreso Argentino de Psicología desarrollado en Tucumán en el año 1954. En dicho congreso, se recomendó la creación de carreras de Psicología o de psicólogo, en las universidades nacionales. Cabe mencionar que para ese momento, varias universidades ya contaban con laboratorios de psicología (el más antiguo creado por Víctor Mercante en San Juan en 1891) y cursos de psicoanálisis, por ejemplo la Universidad de Buenos Aires contaba con una cátedra en la Facultad de Filosofía y Letras (donde se llevaría a cabo la creación de la carrera en 1957), y con unos pocos cursos en la Facultad de Medicina; como también se dictaban en las universidades de Córdoba , San Luis, Tucumán y La Plata.
Estos debates por el rol del psicólogo/a, y las prácticas surgidas fueron detenidas bruscamente por la última dictadura (1976-1983). Como se mencionó previamente, en La Plata la carrera se desarrolló durante estos años bajo la figura del cupo cero.
No sólo interrumpió bruscamente las condiciones que habían favorecido el debate sobre el rol del psicólogo, secuestró e hizo desaparecer a una enorme cantidad de psicólogos y estudiantes de Psicología, cerró carreras universitarias de Psicología y visualizó a la psicología como una de las ideologías que habían promovido una visión ajena a la tradición del país.
En La Plata la Carrera de Psicología no se cerró como en otros lados, pero como se señala previamente se impuso el llamado cupo cero y año tras año iba disminuyendo el número de alumnos. En ese contexto, la gente se refugió en el grupo de estudio como modalidad.
Los grupos de estudio, señala Telma Piacente, surgieron en Buenos Aires en los años ‘60, los cuales se figuraban como una universidad paralela donde se impartían semanalmente los conocimientos que en las facultades estaban vedados: marxismo, lingüística, filosofía, estructuralismo, psicoanálisis. Cobraron relevancia en la última dictadura, y también fueron una vía de formación para los psicoanalistas que en ese momento eran admitidos en las instituciones oficiales como la Asociación Psicoanalítica Argentina (creada en 1942).
Las carreras de Licenciatura y Profesorado fueron reabiertas en 1984.