Ante tanta diversidad de culturas y de criterios en torno al tema de la salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo referente internacional en temas sanitarios, incorporó en su Constitución la definición que había sido propuesta en 1946 por Andrija Stampar, pionero croata de la salud pública. Costó mucho que fuera comprendida por los gobiernos de entonces, porque ofrecía una nueva mirada en la que se comprometía a toda la sociedad y no exclusivamente al sector médico.
Decía que:
“La salud es el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de afecciones o enfermedades”.
Durante la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud, en 1978, convocada por la OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), se reafirmó expresamente esa definición y se planteó el objetivo “Salud para todos en el año 2000” con la certeza de que trabajar por la salud no solo involucraba al ámbito de la medicina sino que abarcaba un compromiso social que incluía decisiones políticas, económicas, y la participación de todos los estamentos sociales.
Se pueden hacer dos observaciones a partir del análisis de esta definición: la primera es que resulta prácticamente imposible lograr el bienestar completo en los tres aspectos, ya que estos abarcan no solo a la persona sino también sus vínculos sociales y afectivos. Por este motivo, y después de una reelaboración del concepto, en la actualidad se habla de un grado de bienestar físico, mental y social, por lo que, consecuentemente, tener salud sería alcanzar el mayor grado posible de bienestar.
La segunda observación tiene que ver con la percepción que cada individuo y más aún, cada grupo social tiene de lo que implica el “bienestar”. Son infinitas las ideas que existen sobre lo que sería el bienestar, pero siempre está relacionado con el cumplimiento de los derechos humanos.
Organización de las Naciones Unidas (ONU): fundada tras la Segunda Guerra Mundial, es una organización multinacional conformada por 193 Estados miembros cuya finalidad es mantener la paz y seguridad internacional, promover el desarrollo social, los derechos humanos, y la mejora de la calidad de vida. Organización Mundial de la Salud (OMS): coordina la acción sanitaria en las Naciones Unidas. Interviene en los asuntos sanitarios mundiales, genera investigaciones en salud, promueve políticas en esta materia, emite normas sanitarias y da apoyo técnico a los países. También vigila las tendencias sanitarias mundiales, por ejemplo en caso de epidemias. La OPS, es la oficina regional de la OMS para las Américas, organismo equivalente a la OMS que determina políticas sanitarias para las Américas.
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF): repartición de las Naciones Unidas especialmente dedicada a la protección integral de la infancia en cuanto a educación, salud, contención social, etc.
Los modos del bienestar:
Cada cual tiene una percepción propia sobre su sensación de bienestar, que depende de diversos factores: tener trabajo, familia, vivienda, etc. Estos factores son, indudablemente, condiciones que pueden aumentar esa sensación. Sin embargo el ser humano está, además, condicionado por sus emociones y sus sentimientos. Así, desde afuera, otros pueden suponer que alguien goza de bienestar por tener acceso a estas cosas básicas; y la persona en cuestión, sentir una insatisfacción que no condice con esa visión que va más allá de haber podido conseguir determinados bienes materiales.
“VALE MÁS PREVENIR QUE CURAR”: UNA NUEVA FORMA DE ENCARAR LA SALUD/ENFERMEDAD:
A partir de 1930 se impuso un modelo conocido como paradigma preventivista. Este modelo, que fue impulsado por Hugh Leavell y E. Gurney Clarck –médicos que trabajaban en salud pública en Estados Unidos–, pone especial énfasis en la prevención, es decir, en las acciones tendientes a evitar que la enfermedad aparezca. Este paradigma tuvo en cuenta que, una vez declarada una enfermedad, las personas estaban expuestas a diversas consecuencias, como la posibilidad de padecer secuelas. También, más allá de las secuelas físicas, enfrentar una situación de enfermedad implicaba la necesidad de utilizar servicios médicos y medicamentos cuyos costos eran elevados y de difícil acceso para la mayoría de la población. Si bien esta nueva visión representó un avance importante en el abordaje de enfermedades, la acción en favor de la salud respondía a un modelo médico hegemónico, porque seguía proponiendo soluciones desde el campo de la medicina, sin tener en cuenta a otros actores sociales fuera del ámbito del personal sanitario y de las instituciones médicas. La acción de prevención se centra en minimizar los llamados factores de riesgo que amenazan al individuo. Cada persona tiene un determinado perfil de riesgo condicionado por su exposición a estos factores. No todas las personas tienen igual posibilidad de mantener su estado de salud, debido a que cada individuo y cada etapa de la vida tienen sus características propias que pueden exponerlo en mayor o menor grado ante determinados factores de riesgo.
Los factores de riesgo tienen distintas procedencias:
Desde el entorno: los factores ambientales, como la contaminación del aire y el agua o la contaminación sonora típica de las grandes ciudades, perjudican la salud, ya que causan problemas respiratorios, de piel, auditivos, etc. Desde el trabajo: los factores laborales, incluyen todos los riesgos relacionados con las actividades que se desempeñen para lograr el sustento económico y dependen del tipo de trabajo. Por ejemplo, una persona que limpia vidrios a grandes alturas tiene un alto riesgo de caer, mientras que un carpintero corre otro tipo de riesgos: puede, por ejemplo, lesionarse las manos con las máquinas usadas para aserrar madera.
Desde la persona: a) Constitución biológica: la predisposición a ciertas enfermedades como la diabetes por ejemplo.
b) Constitución psicológica: las conductas de riesgo son acciones relacionadas con la toma de decisiones y los comportamientos consecuentes que pueden poner en riesgo la salud. Por ejemplo, el consumo abusivo de alcohol puede hacer que las personas tengan conductas riesgosas para con ellas mismas y con otros, que pueden producir deterioro físico y psicológico y contribuir a aumentar las posibilidades de accidentes de tránsito, entre otras acciones. Las conductas que manifiesta una persona no dependen enteramente de ella sino también de las condiciones sociales que habita y de la etapa vital que transita. Así se habla de riesgos grupales cuando las personas, al estar en grupo, tienen conductas que no pondrían en práctica en forma individual.
Teniendo en cuenta las consecuencias negativas que la enfermedad trae aparejadas, y dentro del marco del paradigma preventivista, se establecieron tres niveles de prevención: Prevención primaria: su objetivo es impedir que se manifiesten las enfermedades, para lo cual centra su acción en reducir las conductas de riesgo de los individuos y los factores predisponentes a la enfermedad. Debemos destacar el papel preponderante que juega la educación en este caso. Se planifican, por ejemplo, campañas informativas o vacunaciones masivas. También se incluye la protección de la salud mediante saneamiento ambiental, controles bromatológicos de alimentos, etc. Prevención secundaria: su objetivo es la detección temprana de enfermedades aun cuando permanecen asintomáticas, mediante chequeos de rutina, y métodos de diagnóstico precoz. Por ejemplo, el cáncer de próstata en los hombres puede ser detectado muy tempranamente con una prueba en sangre denominada PSA (detección de antígeno prostático); en las mujeres, el examen de Papanicolau, y colposcopía, o la mamografía buscan detectar cánceres ginecológicos. También se estableció recientemente la videocolonoscopía (exploración del colon, última porción del intestino), como estudio de rutina desde los 50 años de edad, debido al alto porcentaje de afecciones serias que se localizan en ese órgano. Prevención terciaria: su objetivo es tratar enfermedades ya declaradas, que pueden ser curadas total o parcialmente, y participar en la rehabilitación de aquellas que dejan secuelas.
UNA NUEVA MIRADA: LA INCLUSIÓN DE LA PROMOCIÓN DE LA SALUD COMO PARTE DE LA PREVENCIÓN PRIMARIA:
Para reducir el impacto personal y social que causa la enfermedad y teniendo como objetivo la prevención primaria, se planteó un nuevo enfoque de las políticas sanitarias, centrándolas en la promoción de la salud, que se definió en 1986 en la llamada Carta de Ottawa publicada por la OMS como un proceso mediante el cual se les proporcione a las personas los medios necesarios para aumentar el control sobre su propia salud y mejorarla. Este proceso abarca diferentes aspectos: adquirir hábitos de cuidado del cuerpo, eliminar comportamientos de riesgo que pueden predisponer a ciertas enfermedades, y obtener información y conocimientos necesarios para estos fines. “La promoción de la salud tiene por objeto extender lo que se entiende como expectativa de salud más allá de la ausencia de enfermedad, trastornos y discapacidad, hacia medidas positivas para crear, mantener y proteger la salud, centradas en la duración de la vida saludable”. La educación para la salud desde diferentes ámbitos: escuela, medios de comunicación, etc., es un punto clave en esta nueva propuesta que no se reduce a la simple transmisión de información sino que requiere una participación activa de las personas e incluye la alfabetización sanitaria y el desarrollo de habilidades personales que conduzcan a la salud individual y comunitaria.
Por otro lado, la propuesta de promoción de la salud abandona el modelo médico hegemónico, y plantea una estrategia de cambio individual y social. Introduce la idea del empoderamiento para la salud: “El empoderamiento para la salud es el proceso social, cultural, psicológico o político mediante el cual el individuo o grupos sociales son capaces de plantear sus necesidades o preocupaciones, diseñar estrategias de participación en la toma de decisiones y llevar a cabo acciones políticas, sociales y culturales para hacer frente a las necesidades en relación a la salud” Dicho de un modo simple: se busca que la población sea a la vez generadora y destinataria de las acciones en salud.
FACTORES DETERMINANTES DE SALUD:
Así como el paradigma preventivista se centraba en el estudio de los factores de riesgo, el enfoque de la promoción de la salud se propone operar sobre los llamados factores determinantes de salud. Se trata de factores políticos, económicos, sociales, culturales, ambientales, conductuales y biológicos que determinan el estado de salud de los individuos y poblaciones, y pueden ser modificados por estrategias de promoción adecuadas. Teniendo en cuenta esta multiplicidad de factores, podemos decir que la promoción en salud hace necesario también modificar algunas condiciones que no dependen de las decisiones personales y que influyen indiscutiblemente en el bienestar físico, mental y social. En estas acciones están comprometidos los poderes políticos que manejan la economía y las políticas sociales de un país, las entidades de gobierno provinciales y municipales, los organismos de salud, las organizaciones no gubernamentales (ONGs), instituciones como escuelas, sociedades de fomento, clubes; también las empresas privadas. En conclusión, la intención es involucrar a todos los actores sociales desde sus diferentes roles, para crear las llamadas opciones saludables. En primer lugar, con el objeto de tomar conciencia de que la salud dejó de ser un asunto individual, y pasó a ser un asunto colectivo que exige participación comunitaria. En segunda instancia, para procurar acciones concretas y consensuadas a favor de la preservación de estados saludables que no desatiendan la singularidad de las culturas.